1930' - 1977
History
During the late 1920s, Luis Alberto Cristi Cerón endured arduous jobs in Chile with little childhood experience. He had recently met the love of his life and had a newborn child but was struggling financially, like many others, during the Great Chilean Depression of 1931. The economic and migratory flow was prevalent in Chile during the civil war period, especially in downtown Santiago in the 1930s. It was during this time that Luis began playing the accordion in colonial restaurants located around Santiago's Plaza de Armas.
During the period of democratic transition for Arturo Alessandro Palma's second presidency (1932-1938), Chile went through a turbulent time between 1924-1932. It was during this time that Alberto met Marina Pizarro, a baker who delivered typical Chilean pastries to the center of the capital. Together, they decided to start a new business opportunity in colonial downtown, which began at Armando de Ramon's pastry shop (this would later become the first Commercial Gallery established in Santiago). Alberto started making chicken sandwiches in the window of that pastry shop during the nitrate migration to the Capital in the 1930s. With limited space to prepare a sandwich on his small rented kitchen counter, he placed a chicken in a fountain dish next to the counter. As he prepared chicken sandwiches, the customers of that period named the business the House of "La Gallina". Shortly after, Alberto, who had previously been a peasant, a waiter, a musician, and then a master chef, placed a red pepper on top of the chicken crest of the delicious future sandwich. That is how La Gallina began, from humble beginnings in the 1920s serving chicken sandwiches, and Marina's Torta de Milhoja. The eatery stood in its original premises in the historic Casa Colorada that initially housed the first president during the first government of the Republic of Chile during its independence in 1810 until 1830s.
Contexto Histórico fuente de soda La Gallina
Durante las dos guerras mundiales, Chile no estuvo ajeno al ritmo económico y migratorio, especialmente en el centro de Santiago durante la época de los años 1925. Se trata de un período en el que la colera de desata en una epidemia y aqueja miles de vidas, y el Congreso y la Constitución de la República se renueva tras el convulsionado período que transcurrió entre 1924 y 1932. Este es un período arduo para iniciar negocios, sin embargo, Alberto y Marina, recién casados, utilizando los ahorros de Marina, y guiados por su fe y perseverancia, emprenden un desafío económico en medio de la enorme depresión de 1930. Se asociaron a la pastelería de Don Armando de Ramon en la primera galería comercial que se establecía en Santiago. Alberto, quien posteriormente lo identificaron como Don Alberto, adquiere el derecho de su socio a la pastelería situada en la histórica Casa Colorada y la transforma en una fuente de soda en el año 1932, y se estableció un acuerdo de arriendo con la familia Villanueva, propietaria del inmueble.
Nacen los sándwiches de ave en La Gallina
En 1930, don Alberto comenzó a vender sándwiches de ave en la vitrina de aquella pastelería ubicada en Merced 860 durante el flujo de migración salitrera a Santiago. Se instala un mesón en el costado de la entrada y vitrina, ubicando una gallina en una fuente de cristal, y, con su elegante picardía de comerciante y artista, pone una cascara de limón y pluma en la cresta del futuro sándwich. De esta forma, la pastelería de Don Armando fue denominada "Casa de La Gallina" por los Santiaguinos que circulaban frente la casa colorada durante casi 50 años. Sirviendo sándwich de aves, tortas de milhojas de Marina, picarones, consomé y jugos de frutas, la clientela que pasaba por frente de la casa colorada, convirtieron fuente de soda La Gallina entre los primeros establecimientos de comida rápida y salón de té en los años 1940 y 1970.
Junto con Marina, tienen 4 hijos, Luis Alberto y Jorge Enrique nacen en Quinta Normal, Sara del Carmen y Marina Angélica nacen en Ñuñoa, todos de apellido Cristi Pizarro. Todos trabajan en este emprendimiento, y con los años la fuente de cristal con una gallina es remplazada por su luminoso letrero blanco y rojo de La Gallina en calle Merced 860. Sara Cristi años después en Estados Unidos, cuenta que desde el barrio Ñuñoa llevaba las gallinas a la fuente de soda para los futuros sándwiches de aves. La pequeña hija, Angélica, ayudaba a su madre Marina hornear las tortas. Marina compraba las aves en el barrio de Ñuñoa que en ese tiempo estaba lleno de parcelas. El consomé que producía, lo vendía primero en vecino de calle Talavera, y después el consomé, picarones, pasaron al menú de La Gallina. Es alrededor de los años 1954, cuando la suerte se muda para la familia (otros dicen que fue oraciones de Marina).
Don Alberto Cristi, y otros Santiaguinos comparten las ganancias de La Polla en Diciembre de 1954.
La familia invierte en una parcela de criaderos de aves en La Florida alrededor de 1957. Con su hijo Jorge, compran la histórica botillería Servi, en calle Monjitas 880, cuál pasa ser después salón de té La Gallina. Don Alberto es recordado por muchos Santiaguinos de La Plaza de Armas de la época, nunca olvido sus comienzos difíciles, y desde lustrabotas, choferes de micro, Carabineros y otros recibían los sándwiches de aves donados por Don Alberto. La clientela de La Gallina creció mucho y en gran parte fue debido al personal de solo mujeres que trabajaron en La Gallina con Don Alberto desde 1932. Don Alberto trabajó toda su vida, se dedicó a su emprendimiento 7 días de la semana, 14 horas diarias y nunca condujo un vehículo. Tomaba primero los tranvías que cruzaban por La Plaza de Armas y después las micros. Por más de 40 años enseño al personal que trabajo con él. Decía que el cliente siempre tiene la razón y las meseras de la fuente de soda con su uniforme blanco atendían a cada cliente como si fueran parientes queridos y con sonrisa feliz. Don Alberto falleció en 1971 debido a un paro cardiaco y, posteriormente, su hija Sara administra La Gallina hasta su final en 1977.
Los nietos mayores de Don Alberto, Jorge y Carlos Cristi Lake recuerdan haber trabajado ayudando desde la adolescencia en La Gallina, ayudando al personal desde barrer los pasillos de aquella Casa Colonial, de cajero y subiendo cajas de bebidas a las bodegas del segundo piso. La familia Cristi Pizarro y sus descendientes recuerdan con afecto a quien pasó a ser una tercera abuela, la Carmelita Cárcamos, quien fue la mesera que acompañó a La Gallina en calle Merced desde casi su inicio. Otras recordadas con afecto como Luisa, Emilia, Chela, Rita o sor Teresa la maestra como le decían y muchas más. El legado de La Gallina cierra sus puertas por fuerzas mayores a la familia Villanueva, los propietarios del inmueble Patrimonial en 1977 y todos los Cristi Pizarro emigran a California.
Los antepasados de Alberto y Marina se inician en el período previo a la conquista, seguidos por la colonia y el desarrollo de la República de Chile. Desde Francia (apellido origen italiano), Irlanda, España, Perú, y el norte chico de Chile, en el que estos ya criollos chilenos se trasladaron a Santiago, donde esta familia Cristi Pizarro comenzó. Después del fallecimiento de Alberto Cristi en 1971 en Lo Curro causado por un infarto cuando caminaba a tomar la micro para trabajar, como lo hizo por más de 60 años, el destino de Dios lleva a la viuda Marina y su familia Cristi-Pizarro con otras hermosas historias de familias chilenas emigrar hacia California.